viernes, 5 de septiembre de 2014

Recuerdo que era una noche oscura; más cerrada que de costumbre. Mi camino me llevó aquel día por un sendero poco transitado y para nada acostumbrado en mis paseos nocturnos. Mis cansadas piernas me pedían un descanso, así que me dejé caer en un banco de madera mientras suspiraba en alto. Una voz llamó mi atención... No era potente, ni tampoco débil, sino que se encontraba en lo que llamaría un punto intermedio entre todo.

-- ¿Quién eres? -- Me preguntó aquel desconocido. Al parecer, se dio cuenta de que no siempre me resulta cómodo hablar con individuos a los que no conozco, y menos con los peligros que entraña la ciudad, por lo que intentó llamar mi atención de nuevo. -- Déjame decirte lo que veo cuando te miro a los ojos... Veo a un hombre con sueños, complicados de alcanzar, pero que no para a pesar de los muchos golpes que ha recibido.

No contesté en voz alta, pero pensé "vaya, parece que ha leído mi diario"... Mi idea era levantarme, pero había algo que me mantenía pegado al banco. Ni siquiera hoy sabría decir qué era. En ningún momento vi el rostro de aquella persona, que, ahora que lo pienso, no fui capaz de identificar como hombre o mujer.

Lo que se me antojó un movimiento de hombros parecía indicar que esa persona entendía que debía dar un primer paso antes de poder esperar que otras personas se le abrieran. Debido a ello, comenzó a hablar mientras se perdía con la mirada en el horizonte. -- Hay veces en las que no sé quién soy, si te debo ser sincero. Tengo la impresión de que siempre que salgo de casa me coloco un disfraz... No obstante, sí puedo contarte algo acerca de mí.

--...-- No sé por qué, pero había conseguido captar mi interés, por lo que escuché mientras mantenía bajo el sonido de mi respiración.

Aquella persona hablaba con la melancolía de alguien que considera que todavía no ha visto lo suficiente en la vida. -- Aunque te he dicho que me tengo que poner un disfraz para salir a la calle, me encanta meterme en la piel de otras personas cuando no tengo que colocarme una impedimenta, con su máscara incluida, que no me representa. No sé quién soy a veces, eso ya te lo he dicho, pero quiero sentir que estoy vivo; lejos de esta sociedad que me marca unos caminos de los que no me puedo salir por una mera cuestión de supervivencia. Deseo viajar por el desierto tras colocarme mi turbante, para después empuñar mi cimatarra. Quiero despertar la admiración de aquellos que me rodean, sin ni siquiera conocer los motivos por los que me rinden pleitesía. Añoro estar en los brazos de mi sagrada madre, la única que me protegía cuando mis hermanos decidieron hacerme daño. Siento el deber de proteger al mundo del daño que sería capaz de causar con mis inventos, aunque no me consideren más que una "puta del campo de batalla". Me encanta sentir la admiración de mis súbditos, que no saben quién soy en realidad. La fascinación recorre cada milímetro de mi ser cuando soy consciente de que el fin no justifica los medios, pero que son la única manera de proteger a los que me importan. Deseo sentir cómo se me altera la sangre cuando alguien hace que el mundo a mi alrededor se desmorona como una castillo de naipes y decirle "¡HAS SIDO TÚ!" Quiero ser todas esas personas y más... Me encanta escuchar por la radio al que es el portavoz de toda una generación. Quiero sentarme cada noche en la barra de mi bar favorito para hablar con mi mejor amigo: un avestruz parlante. Me encanta poder fluir y que "un figura" me encienda el vicio...

En aquel momento noté que el sujeto se había quedado sin voz, aunque no hacía falta que dijera más. -- ¿Que quién quiero ser? Quiero ser la persona que te dé todo eso y más.

-- ¿Y cómo lo vas a hacer? -- Preguntó la persona del banco sin apartar la mirada del frente.

Era una cuestión difícil de responder, de eso no hay duda, pero tuve una idea. -- Es complicado, pero mi determinación es firme: voy a agraciar a una persona con una trilogía de "Crónicas Imperiales" al completo y a otra con un ejemplar de "Días Cualesquiera, en un País Cualquiera" en un concurso en mi página de Facebook. Creo que ya sé cómo lo haré. De hecho, muchas de las personas que han leído estos libros son como tú: no las he visto en persona, ni he tenido el placer de estrechar su mano. Sin embargo, cada palabra positiva acerca de mi obra y cada comentario llevan la luz a mi corazón. -- Tras decir aquello, me levanté. Creo que dijo algo como "te deseo suerte", pero lo cierto es que no fui capaz de percibirlo en su totalidad. No sé si había alguien de carne y hueso en el banco ese día o si sólo era producto de mi imaginación. También puede ser que me lo haya inventado para llamar tu atención acerca del próximo sorteo de libros que voy a realizar. Así que, si has leído esto, sólo puedo decirte una palabra: gracias.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho la forma de decirnos que vas a sortear "Crónicas" y "Días Cualesquiera, en un País Cualquiera" una manera original y amena. Estoy deseando que pongas el día de comienzo del concurso para poder participar.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar